domingo, 5 de septiembre de 2010

Kapucinski dixit

"Al mundo lo amenazan tres plagas, tres pestes.
La primera es la plaga del nacionalismo.
La segunda es la plaga del racismo.
Y la tercera es la plaga del fundamentalismo religioso.

Las tres tienen un mismo rasgo, un denominador común: la irracionalidad. Una irracionalidad agresiva, todopoderosa, total. No hay manera de llegar a un mente tocada por cualquiera de estas plagas. En una cabeza así constantemente arde una santa pira en espera de víctimas. Todo intento de entablar una conversación serena está condenada al fracaso. Aquí no se trata de una conversación, sino de una declaración. Que asientas a lo que él dice, que le concedas la razón, que firmes tu adhesión. Si no lo haces, ante sus ojos no tienes ninguna importancia, no existes, pues sólo cuentas como un instrumento, como un arma. No existen las personas, existe la causa.

Una mente tocada por semejante peste es una mente cerrada, unidimensional, monotemática y sólo gira en torno a un único tema: el enemigo. Pensar sobre el enemigo nos alimenta, nos permite existir. Por eso el enemigo siempre está presente, nunca nos abandona. Cuando las afueras de Ereván un guía del lugar me enseñaba una antigua basílica armenia, terminó sus explicaciones con la desdeñosa observación: ¿Acaso los azeríes serían capaces de levantar semejante basílica? Más tarde, en Bakú, cuando un guía del lugar me enseñaba un conjunto de ornamentos de edificios modernistas, terminó sus explicaciones con la desdeñosa observación: ¿Acaso los armenios serían capaces de levantar semejantes edificios?"

El Imperio, Ryszard Kapucinski.

viernes, 27 de agosto de 2010

echale una pizca de miedo y sabrá más picante

Oficialmente, creo que estoy teniendo un principio de ataque de pánico. O quizás esta ansiedad que ha hecho que mi estómago se gire y empiece a hacer flexiones como un marine americano viene dada por las ganas inmensas que tengo de alzar el vuelo y pirarme de una Barcelona a la que amo pero que tengo ganas de dejar. ¿Es miedo o es ilusión? Curiosos sentimientos, tan dispares pero que se suelen mezclar muchísimas veces.

Creo que es miedo. Es ese tipo de miedo que nos da cuando nos bañamos en el océano y vemos que la corriente es fuerte y que puede que nos arrastre, ese miedo que sentía el otro día en les olles de Bot, cuando mi amigo Cristian se encaramó a lo alto de una roca y se tiró al agua en un pequeñísimo paso y a una gran altura, haciendome pensar que se partía la nuca allí mismo. Es ese miedo bastardo, que nos empequeñece, nos da una ostia en la mejilla y nos hace dar cuenta que por muy seres racionales que seamos, somos minusculos comparados con la naturaleza y con el tiempo. El tiempo corre imparable, y yo no quiero que pase, o si quiero, qué se yo, solo se que no lo puedo parar y eso me hace sentir débil.

El tiempo corre, y yo tengo miedo. Tengo miedo porque en 19 días me voy y ni siquiera tengo piso, hablo fatal el idioma, no me he hecho el pasaporte, ni el carnet de estudiante internacional, y encima tengo la recuperación de Mr. Vallès por allí acechando. Tengo miedo por Jaime, mi hermano solo 15 meses más pequeño que yo, al que odio muchas veces porque es la persona más distinta a mi que conozco, pero al que amo porque aparte de mi hermano es uno de mis mejores amigos. Tengo miedo porque Jaime se va a Australia a vivir un año. Tengo miedo de perder el contacto con él, de que no sepa nada de su vida en un mes y que no importe. Tengo miedo a no echarle en falta.

Pero en el fondo, tengo miedo porque se va a la otra jodida punta del mundo. Es tan lejos que no me lo puedo imaginar. 30 horas de vuelo. Brisbane, la punta oeste del pequeño continente. Jaime pasará a ser uno de los pilares de mi vida a ser un desaparecido que vivirá totalmente al contrario que yo: cuando en Italia sea de día, allí será de noche. Cuando en Europa sea invierno, allí verano. Incluso llegará a 2011 antes que el resto de la familia. Nosotros, que cada mediodía del 31 de diciembre siempre reíamos curiosos con las noticias de la Antena 3 cuando decían “en Australia ya es el nuevo año”. Este 31 de diciembre en vez de risas, habrá un silencio incómodo. Un silencio que nos recordará que el pequeño de la familia está allí, avanzado, en otro año, y tendremos miedo de pensar que todavía tendrán que pasar meses hasta que le volvamos a ver.

Tengo miedo a que llegue el 9 de septiembre, día en que Jaime coge su vuelo rumbo a Australia, y tengo pavor a que llegue el 14, día en que yo cogo mi vuelo Spanair rumbo a Venecia. ¿Y después? Que hay después del 14 de septiembre? Todo lo veo en blanco después.

lunes, 5 de julio de 2010

Shakira y el Anticristo

Navegando por Internet, leo nosedonde que la canción oficial del mundial, interpretada por Shakira, contiene información subliminal y mensajes ocultos tras los que hay una invocación a los dioses africanos Shangó y Elegua.
Me ha parecido divertido el artículo. Es fascinante conocer la forma mediante la que supuestamente juegan con nuestras mentes. Recomiendo ir al youtube una tarde aburrida y poner en el buscador “mensajes subliminales ocultos en las canciones”. Saldrán un montón de videos, la mayoría de los cuales incluyen canciones infantiles, de Disney, High School Musical o incluso Bola de Drac. Para dar más morbo al asunto, supongo.
Pero si ya mientras leía la entrada no podía evitar dibujar una sonrisa, ha habido una frase en concreto que ha hecho que suelte una carcajada. La frase en cuestión, nada apocalíptica, es la siguiente: “Hay que alertar a todo el que se considere temeroso del Dios verdadero (Jesucristo) con respecto a cantar esta canción.”
Vaya. Así que ahora resulta que el Anticristo lleva ropa ajustada y hace danza del vientre. Desde luego que hay veces que me asusta esa señora colombiana, y puede ser que alguien confunda la canción “loba” con un canto satánico la primera vez que la oye (no por nada, sino porque no vocaliza. Yo la primera vez que la oí, pensaba que cantaba en inglés, y resulta que era en español.). Leyendo el artículo, no he podido evitar preguntarme qué opinarán los sectores más conservadores, y por tanto más católicos, de las canciones y los videoclips subiditos de tono de la que un día fue escogida la poseedora del culo más bonito de Colombia. También me ha venido a la cabeza esa escena de Bowling for Columbine en la que se explican con dibujos y de forma muy simple la historia de los Estados Unidos. La tesis de dicha escena es clara: los americanos siempre han tenido miedo.
Y leyendo dicho artículo, veo lo fácil que es intentar meter miedo apelando a las creencias más fuertes de algunos. Y pienso que quién tiene constantemente miedo es porque quiere tenerlo. Y llego a mi conclusión: ¿Qué es realmente subliminal? ¿Cuál es el intento más descarado de lavar el cerebro? La canción de Shakira o la intención de prohibir su escucha a todo buen cristiano?

lunes, 31 de mayo de 2010

la intimidad en el transporte público

El viernes pasado, en el tren que me llevaba a la uni, tenía a un hombre dormido como compañero, delante mío. Debería estar tan a gusto que, a los dos minutos de trayecto, empezó a roncar. Hasta allí, nada sorprendente. El caso es que el hombre debió estar soñando algo suculento, porque entonces empezó a babear. Un hilillo de baba le caía de la boca hasta la mochila que tenía entre sus brazos, suave y pegajosa, se iba haciendo hueco en el mundo y en mi mañana ininterrumpidamente.
Era asqueroso, pero muy divertido a la vez.
En estas estaba, mirando la baba del hombre con cara de asco pero con una sonrisa (y no podía dejar de mirarla, tenía ese morbo vomitivo que hace que las películas gore tengan público) cuando el tío se despertó de repente, como si hubiese notado mi mirada punzante. Pegó un pequeño gruñido modo cerdo y se dirigió a mi con mirada desafiante (o eso me pareció). Qué miedo!
Inmediatamente yo di un pequeño saltito del susto y hice ver que miraba hacia otro lado, por la ventana primero, al libro que tenía entre mis manos después.
Disimulé porque me daba vergüenza que ese hombre supiese que había estado observando como segregaba fluidos sin su permiso, me había inmiscuido en su intimidad, y cuando él se dio cuenta, intenté disimular inútilmente. El allanamiento de morada ya estaba hecho. Pero me sabía mal que él se hubiese dado cuenta de que había estado haciendo el ridículo y que yo fuese la cómplice, la testigo y verdugo que tenía que juzgar ese acto íntimo en medio de un lugar enormemente público.

Me encanta el transporte público. En él los cánones sociales están totalmente presentes. Y cuando se nota su ausencia, resultan una fuente constante de anécdotas.

lunes, 10 de mayo de 2010

basura familiar

El otro día mi madre (que desde que llegó la TDT me tiene preocupada, en ocasiones aguanta Intereconomía más de 15 minutos) contaba que la tele basura es algo reciente, de diez años para aquí, más o menos desde la primera edición de Gran Hermano. En aquel momento no la rechisté porque yo soy un poco lenta en esto de pensar y porque cualquiera le contesta cuando está de mala leche, y aquel día lo estaba, pero hoy en la ducha me he puesto a pensar y me ha salido una de esas reflexiones metafísicas rollo Forrest Gump, recordando mi infancia. Así que ya tengo réplica a mi madre: no señora, la tele-basura existe de antes, otra cosa es que disfrazaran al lobo del corderito de entretenimiento familiar.

¿Y porqué digo esto? Para argumentar mi punto de vista debo reconocer una cosa que considero algo vergonzosa: en mi casa, cuando eramos pequeños, se veían todos y casa uno de los programas de Ramon García, desde el Gran Prix hasta el Qué apostamos. Y me gustaban, si si, me gustaban. Era joven e inexperta, no tenía criterio y no sabía lo que hacía. La otra cara de la moneda es que desde los 90 se ha puesto cada mediodía cristianamente Los Simpson. Ya se que no es excusa, pero es algo.

Pues bien, hoy me he acordado de una prueba de uno de esos concursetes. Un padre de familia tenía que conseguir llorar en el plató, en vivo y en directo, en menos de un minuto. El tío lo había ensayado en casa y lo había conseguido, había llorado así, porque sí. Durante el directo era más difícil, claro, por los nervios, las cámaras y todo eso (recuerdo un primerísimo primer plano a su ojo que me impactó, nunca antes había visto un ojo visto desde tan cerca, que feo me pareció) pero contaba con la ayuda de su querida familia. Sus hijos y su mujer le conocían bien, y le animarían a hacerle llorar. Y así fue. Todo el clan entero grito cosas como “acuérdate de tu madre, que murió hace poco, piensa en ella, en su enfermedad y en como la echas de menos.” o “acuérdate del perro que se mató cuando eras pequeño ”. Y perlitas así.

Por cierto, el padre no consiguió llorar. Perdieron, y la familia se llevo un cabreo impresionante. Creo que ese pobre hombre durmió en el sofá esa noche. Así que, por favor, si no consideramos basura a un programa donde una mujer le grita a su marido cosas sobre su madre muerta para hacerle llorar, no sé lo que es entonces. Cosas más ligth se ven ahora en los platós de Telecinco y se considera mucho peor, lo que pasa que al menos van de cara, y saben que están haciendo mierda televisada.


Así que mamá, si lees esto (que lo leerás mañana en la oficina porque te pienso enviar un e-mail con el link de mi blog y sé que lo mirarás) te digo virtualmente que la tele-basura no empezó con Tómbola y luego se expandió cuál trama de corrupción, no; la tele-basura ya estaba allí, escondida bajo la capa de Ramonchu.

lunes, 3 de mayo de 2010

cronica del comienzo de un día que se prevee desastroso

Esta mañana cuando me he despertado llovía bastante. Y como suele pasar en esta parte del globo cada vez que llueve, todo va más lento, más mal. El camión de la basura que suele pasar por debajo de casa a las ocho menos algo, cuando me suena el despertador, no ha llegado hasta las 8.30. Vaya día me espera, no hace ni una hora que me he despertado y ya tengo un dolor punzante en la cabeza. Solo hay dos momentos en que tengo este tipo de dolor: cuando tengo resaca (eso fue ayer) y cuando la presión atmosférica está baja (eso fue el viernes, el sábado y hoy.) Conclusión: llevo más de tres días con jaquecas. Shit.

Así que he decidido pasar una mañana tranquila. Me he puesto un capítulo de "arròs covat" mientras me vestía y desayunaba un café y unos cereales. Juanjo Saez es el mejor antídoto contra el tedio. Me he quedado con una frase que me ha sacado la primera sonrisa del día: “m'encanta aquesta ciutat. Sempre hi ha algú més friki que tu.” El dolor de cabeza ha arreciado unos 10 mins, pero luego ha vuelto, irremediablemente. Hoy solo tengo tres horas de clase, y se pasan ligeras con don Perceval, nuestro genial profesor de periodismo cultural. El hecho de que ahora esté escribiendo esto va a ser la causa de que llegue tarde a clase. Pero me da igual. Soy estudiante, y estos años son los únicos en que podré permitirme el lujo de posponer mis obligaciones hasta cuando me venga en gana.

Me espera un día duro: clases, comida en la uni, mails a diferentes personalidades que probablemente me ignorarán, llamadas a un par de políticos locales, señora Montserrat, y entrevista con mi primo el que estudió cine para un trabajo. Creo que este será el único momento en que esté tranquila. Me voy ahora, llegaré probablemente de aquí 12 horas a casa y tendré que seguir trabajando. Lo haré todo encantada si el cielo se disipa un poco y esta jaqueca desaparece, pero sino... hay de quién me tenga que aguantar!




-nota postmatinal escrita en los ordenadores de la uni-: realmente, en el Mediterráneo no estamos acostumbrados a las mañanas de lluvia. La autopista de al lado de la UAB estaba más llena que nunca.

jueves, 8 de abril de 2010

mi historia

Quiero contar mi historia. No es que sea una gran historia, comparada con lo que se ve y oye hoy en día, pero es una historia que me ha hecho grande.

Todo empezó este verano. Llevaba toda la semana trabajando, y cuando llegó el fin de semana sólo deseaba salir a beber algo y desfogarme en la pista de baile de cualquier discoteca del centro de Barcelona. Así que quedé con mis amigos Edu, Camps y Andreu, compañeros universitarios y futuros periodistas. Era una noche cualquiera, que estaba empezando a prometer. Recuerdo que estábamos en un bar del Born, cerca de la Plaza Real. Yo llevaba un vestido nuevo super bonito, y nos dieron entradas gratis para el antiguo Fellini (ahora Boulevard). Acababa de cobrar y llevaba 60€ encima. Esa era una de esas noches en que no me hubiese importado gastármelos enteros.

Después todo pasó muy rápido. Fui a la barra a pedir un par de cervezas, cometí el gran error de dejar mi bolso sin protección, y en cuanto me giré, había desaparecido. Perdí todo: la documentación, las llaves, la cartera con el dinero, el ipod, la cámara de fotos, el móvil... todo. Puse la denuncia, y a casa a dormir.

Eso me dejó tocada. Siempre he sido muy sensible en lo que a injusticias se refiere, y no podía entender, no me cabía en la cabeza, como alguien podía haberme robado todo sin ningún miramiento. Lo que más me obsesionaba era el hecho que alguien tuviese toda mi documentación. Sentí como si me hubiesen robado la identidad. Empecé a dormir mal, a comerme la cabeza, a no entender nada. Siempre he creído en el karma, y no podía entender porqué me pasaba esa cosa mala si yo nunca había hecho daño a nadie.

El día después quedé con una amiga. Nos sentamos en un banco justo enfrente de un hombre mayor que estaba solo. Me fijé en él. Le miré a los ojos y vi en ellos tanta soledad, tanta tristeza, que rompí a llorar. No era la primera vez que me pasaba eso. Más de una vez, cuando veía ancianos solos sentados en un banco observando el mundo me entraban unas ganas irrefrenables de abrazarlos, pero me aguantaba. Convencionalismos sociales, supongo. Pero ese hombre me impactó, tanto que aquella noche estuve pensando largo y tendido sobre su imagen.

Pensaba en todo: el cabrón que me robó, la sociedad que permite la pobreza, ese abuelo solitario, esas lágrimas... Y de repente todo encajó, como un puzzle. Habiéndome educado en un cole de curas, me acordé de una frase que predicaba Jesús: si te pegan, pon la otra mejilla. Pues bien, a mi la sociedad me había pegado. Pero yo no me iba a rebajar haciendo lo mismo, algo malo por la sociedad, al contrario, pondría la otra mejilla y haría algo bueno. Chúpate esa, karma! Se me encendió la bombilla, y así, a las tres de la madrugada de un día laboral y vía internet, me apunté a la Associació d'Amics de la Gent Gran de Barcelona, para hacer el voluntariado de acompañamiento semanal a una persona mayor que viviese sola.

Así conocí a Montserrat, una viuda, madre de un hombre con Síndrome de Down. Desengañada de la vida y con depresión, era nueva en la Asociación, como yo. Llevo más de medio año yendo a su casa del barrio de Gràcia cada lunes, y se puede decir que es mi amiga: yo la escucho y ella a mi. Evidentemente, no tengo con ella una relación como la tengo con mis amigos de mi edad, me ahorro muchos temas que la pudiesen impactar debido al enorme cambio generacional que nos separa. Pero ya se sabe mi vida: le hablo de mis padres, de mis hermanos, de mis amigos, y ella me ve sonreír cuando hablo de todos ellos. Con ella me he dado cuenta que no tengo grandes problemas, pues no tengo grandes desgracias que explicar.

Una tarde Montserrat estaba en medio de un monólogo sobre lo dura que puede ser la vida. Me dijo que no la entendía porque era joven, que de joven las cosas se ven distinto, pero que ella estaba convencida que quedaba poca bondad en el mundo. Sin embargo, después de eso, Montserrat dijo: “pero luego pienso que hay gente como tú y pienso que no todo el mundo es malo.”. Os juro que ese instante fue uno de los más felices que recuerdo de toda mi corta vida. El karma volvía a escena.

Es increíble ser voluntario. Lo que cuesta es empezar, pero una vez empiezas, poca gente lo deja, al menos inmediatamente. Es difícil describirlo con palabras, te hace sentir llena, y a la vez humilde al darte cuenta de todo lo que queda por hacer. Te sientes útil, pero sabes que puedes hacer mucho más. Así, te vas animando a hacer mas cosas. No escuchas a la gente que te dice que eso es bonito, porque crees que eso es lo mínimo que debes hacer. Yo siempre he creído que la maldad absoluta no existe, y que los humanos tenemos, todos, un fondo de bondad inmensa. Lo que falta es sacarla a la superficie, precisamente eso, humanidad. Dejar un poco de lado nuestros quehaceres para centrarnos en la filantropía. El voluntariado tiene una enorme recompensa: aparte de como te sientes, destaca el agradecimiento que recibes por parte de los ancianos. Cuando una persona mayor te coge del brazo y te sonríe, te sientes más humano, mejor persona.

Por eso hago una petición virtual: si alguien lee este mensaje embotellado, le recomiendo seguir la campaña de la Asociación d'Amics de la Gent Gran, roses contra l'oblit. Consiste en pasarse por el Liceu el día de Sant Jordi. Allí recibirá información, alguien le dará una rosa y le dirá que se la lleve a un anciano que vive solo. Lo recomiendo, porque la luz de los ojos y la sonrisa que pondrá el anciano o anciana cuando lo reciba dará a quién lo haga una calidez en el alma que difícilmente se apagará.

Yo dejo aquí la propuesta.

miércoles, 24 de febrero de 2010

preludio a una primavera con variaciones



me gusta esta época del año en que las mimosas empiezan a florecer y lo llenan todo con su olor. Es un preludio, una introducción, de la primavera.

Las mimosas son unas de mis plantas favoritas, junto con las margaritas. Me gustan su humildad, su belleza escondida en la sencillez. En mi jardín crecen margaritas y siempre las he asociado con mi infancia, con esos momentos de paz, tranquilidad y felicidad que no uno no valora hasta que los pierde. Quizás por eso también me gusten.

Ahora las mimosas lo impregnan todo con su olor y sus esencias amarillas. Se alargan los días y ya no hace tanto frío. En breves la primavera llegará, y con ella muchos cambios (o eso espero) en mi vida.

en fin, que ahora para una asignatura tengo que hacer un blog, así que tengo dos. Si ya escribía poco en este, ahora que obligatoriamente cada semana tengo que actualizar el otro, pues quizás abandono un poco noexisteolvido. Me olvidaré de él, qué ironía. No quiero que sea así, pero es que mi fuerza de voluntad siempre ha brillado por su ausencia. Así que dejo la dirección del otro por si acaso, es así: http://interesante-tarea.blogspot.com

Si, es un nombre pelota, pero es que todos los nombres de películas antiguas que se me ocurrían ya estaban cogidos. Aunque me cuide más del otro, este siempre será mi blog personal, aquel que me hice por iniciativa propia y no para meter un excelente en mi expediente académico.

martes, 16 de febrero de 2010

que penita

Me da pena que ahora se haga validar el billete a la salida de la estación de la UAB. Aparte de por el mero hecho egoísta que se me ha acabado el chollo de colarme cada mañana a la ida, me parece muy triste ver a toda esa gente haciendo una cola dócil y silenciosa que busca demostrar que han pagado para ir a recibir una educación.

Los primeros días están siendo de confusión, hay gente que todavía no se ha enterado y se queda parada a unos metros de la salida, en el andén o en las escaleras, pensando durante unos segundos qué hacer, si aceptar la multa que le puede caer o barajar posibilidades de escapatoria. Otros ponen el billete con la zona equivocada, a veces conscientes de ello, otras simplemente por desconocimiento, y la máquina chivata chilla llamando a un revisor para que inmediatamente el usuario pague por su atrevimiento, lo que hace que la gente se pare y molesten al resto de la cola. Pero poco a poco ya vamos aceptando que hay que picar para salir, ahora la gente ya saca su billete un poco antes de bajar del tren y lo tiene preparado a la salida, con tal de agilizar las colas y no molestar al resto. Porque, aunque los revisores y los mossos no lo crean así, los universitarios somos civilizados.

Hoy me ha dado mucha pena entrar en la universidad, rodeada en plena hora punta de posiblemente unos 300 alumnos que buscaban salir, como yo, de la estación. Todos en cola, todos callados, esperando pacientemente el turno para demostrar que eramos cívicos, bajo la mirada desafiante de cuatro revisores y un segurata, y la distraída y triste de un perro con bozal. Todos doblegados ante un servicio que demagógicamente dice ser de la Generalitat. Los corderitos mansos que en plena época de escasez aceptan los precios desorbitados del transporte que les lleva ejercer su derecho a la educación tragan con pasividad las colas para poder entrar en clase y ser algo el día de mañana. Qué pena me ha dado vernos a todos en fila para fichar.

En fin, esta vez los peces no han querido morder al dueño del río, han preferido pasar incómodamente por el colador.

domingo, 17 de enero de 2010

haití, cuestión de prioridades

En perro flaco, parece todo son pulgas. Nunca he visto un maremoto arrasar 5th avenue, canta Melendi.

Viendo estos días los telediarios, leyendo las crónicas del dolor que se dibujan en las páginas de los periódicos, con una rabia no materializada que los periodistas intentan vanamente transmitir al primer mundo, ciego y loco, no he podido evitar llorar amargamente.

La catástrofe de Haití es una de las que más me ha tocado. Quizás de una forma totalmente egoísta, ya que tengo un primo adoptado haitiano que vive aquí desde hace un par de años, y eso me ha sensibilizado. Se llama Budi, tiene 4 años y es genial. Listo, y muy muy gracioso, tiene la alegría que posee cualquier niño feliz. Solo pensar que si se hubiese quedado en la isla caribeña quizás ahora estuviese muerto se me pone la piel de gallina.

Aparte de las actuaciones del macabro destino, he aprendido, y me ha costado 20 buenos años y una educación basada en la solidaridad, a ponerme en el lugar de los demás. Ahora hará un año, un temporal de viento que hubo un fin de semana tiró un montón de pinos en Sant Cugat. Uno de ellos, situado en mi jardín, destrozó parte de la fachada de mi casa, y si llega a caer en un ángulo un poco más cerrado, hubiese destruido la cocina y matado a mi abuela, que estaba dentro en ese momento. Nos quedamos sin luz ni agua caliente 4 días, incomunicados 2 largos días. Tuve que mudarme a Barcelona ese fin de semana ya que estaba de exámenes. Recuerdo las molestias que ocasionó, recuerdo ver a mi madre llorando del susto cuando el enorme pino cayó y nos destrozó medio jardín. Y si eso ya me pareció algo que no deseo volver a vivir, me lo imagino multiplicado por 10.000 y se me encoge el corazón.

El sufrimiento debe ser horrible. El hecho de perder todos tus objetos materiales, de no tener donde dormir ni qué comer, de no saber si tu familia y amigos están vivos o muertos, de deambular por unas calles repletas de cadáveres con su consiguiente olor nauseabundo. O peor, como debe ser la situación, la desesperación mental, de que se te caiga la casa encima y quedar atrapado entre polvo y ruinas, sin saber qué hora es, cuantos días llevas allá, sin ver la luz del sol, sin ni siquiera poder gritar porque tu garganta tiene adherido el polvo que has inhalado en tu lecho de destrucción.

Después de cumbres como la de Copenhague, la furia de la naturaleza golpea para demostranos la fragilidad de nuestra existencia. No es Dios la mano que ha actuado, con intención de hacernos reflexionar sobre nuestra condición espiritual, como dice el señor Munilla, sino la naturaleza para advertirnos de como va a ser nuestro futuro si seguimos así. Y, como suele ocurrir en la gran mayoría de este tipo de casos, los juzgados no coinciden con los culpables.

Si no podemos ayudar, al menos no debemos olvidar.

Y si con todas nuestras energías deseamos que la caja de pandora jamás se vuelva a abrir, quizá la conseguiremos sellar.