lunes, 10 de mayo de 2010

basura familiar

El otro día mi madre (que desde que llegó la TDT me tiene preocupada, en ocasiones aguanta Intereconomía más de 15 minutos) contaba que la tele basura es algo reciente, de diez años para aquí, más o menos desde la primera edición de Gran Hermano. En aquel momento no la rechisté porque yo soy un poco lenta en esto de pensar y porque cualquiera le contesta cuando está de mala leche, y aquel día lo estaba, pero hoy en la ducha me he puesto a pensar y me ha salido una de esas reflexiones metafísicas rollo Forrest Gump, recordando mi infancia. Así que ya tengo réplica a mi madre: no señora, la tele-basura existe de antes, otra cosa es que disfrazaran al lobo del corderito de entretenimiento familiar.

¿Y porqué digo esto? Para argumentar mi punto de vista debo reconocer una cosa que considero algo vergonzosa: en mi casa, cuando eramos pequeños, se veían todos y casa uno de los programas de Ramon García, desde el Gran Prix hasta el Qué apostamos. Y me gustaban, si si, me gustaban. Era joven e inexperta, no tenía criterio y no sabía lo que hacía. La otra cara de la moneda es que desde los 90 se ha puesto cada mediodía cristianamente Los Simpson. Ya se que no es excusa, pero es algo.

Pues bien, hoy me he acordado de una prueba de uno de esos concursetes. Un padre de familia tenía que conseguir llorar en el plató, en vivo y en directo, en menos de un minuto. El tío lo había ensayado en casa y lo había conseguido, había llorado así, porque sí. Durante el directo era más difícil, claro, por los nervios, las cámaras y todo eso (recuerdo un primerísimo primer plano a su ojo que me impactó, nunca antes había visto un ojo visto desde tan cerca, que feo me pareció) pero contaba con la ayuda de su querida familia. Sus hijos y su mujer le conocían bien, y le animarían a hacerle llorar. Y así fue. Todo el clan entero grito cosas como “acuérdate de tu madre, que murió hace poco, piensa en ella, en su enfermedad y en como la echas de menos.” o “acuérdate del perro que se mató cuando eras pequeño ”. Y perlitas así.

Por cierto, el padre no consiguió llorar. Perdieron, y la familia se llevo un cabreo impresionante. Creo que ese pobre hombre durmió en el sofá esa noche. Así que, por favor, si no consideramos basura a un programa donde una mujer le grita a su marido cosas sobre su madre muerta para hacerle llorar, no sé lo que es entonces. Cosas más ligth se ven ahora en los platós de Telecinco y se considera mucho peor, lo que pasa que al menos van de cara, y saben que están haciendo mierda televisada.


Así que mamá, si lees esto (que lo leerás mañana en la oficina porque te pienso enviar un e-mail con el link de mi blog y sé que lo mirarás) te digo virtualmente que la tele-basura no empezó con Tómbola y luego se expandió cuál trama de corrupción, no; la tele-basura ya estaba allí, escondida bajo la capa de Ramonchu.

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