Rozando con los dedos la navidad, viendo la musiquilla hortera del El corte Inglés de Plaza Catalunya y a Gemma Mengual nadar entre cava, no puedo evitar acordarme de los personajes singulares que pueblan la Navidad.
Hoy en mi universidad he visto a una chica que hacía promociones publicitarias disfrazada de elfo azul, y con cara de “que conste que solo me visto así xq cobro a cambio y necesito es dinero, así que dejad de mirarme, cabrones”, y me he acordado de aquella tarde de primero de bachillerato, en la que decidimos pasear por dos centros comerciales haciéndonos fotos con cualquier ser humano escondido detrás de un disfraz publicitario y navideño que encontrásemos. El resultado: siete fotos en menos de dos horas, que iban desde un Papá Noel verde hasta un duende con unas mayas demasiado apretadas como para hacer imposible la tarea de verlas sin reírse y una cara de yonki que le delataba. Demasiados bastoncillos de azúcar, eh picarón?
Inventados por la Coca-Cola, por Hollywood, o simplemente por las mentes ávidas de originalidad de la asociación de comerciantes del barrio, las personas que aprovechan el filón de la navidad para embutirse en un traje llamativo alegran y distraen el aparentemente inexistente tedio navideño. Hoy, cuando salgáis de casa, mientras caminéis por la calle, fijaos en la de elementos curiosos como estos que están allí sin que los veas o repares en ellos (como Pascual Funciona). Sobretodo si, movidos por ese orgullo de pertenecer a la masa imbécil, vais por las zonas más comerciales. Y es que este tipo de seres-anuncio son como los colegios en Sarrià: das un golpecillo a una piedra y aparecen 15. y, si les miráis, sonreídles, seguro que os devuelven la sonrisa (o eso un “que coño estás mirando, gilipollas?).
viernes, 12 de diciembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
en l corte ingles d portal d angel hay un papanoel. le pedí caramelos pero no me dio ¬¬ m dijo k ya soy mu mayor... jups :(
La navidad siempre alberga alguna cosa que arranca una sonrisa. Ya sea la sonrisa de un niño la mañana de reyes (por más consumista que sea, de eso no entienden los críos) o algún disfraz ridículo o un matasuegras.
Es algo curioso, desde luego.
Publicar un comentario