Hoy me ha pasado una de esas cosas extraordinarias, de eso que sólo se ve una vez en la vida.
Estaba yo en el tren, como cada lunes y cada jueves a eso de las seis de la tarde. La verdad es que estaba bastante asqueada de mis odiados y necesarios ferrocarils. Entre que esta mañana por trámites de muelas rebeldes he tenido que ir a Terrassa, he vuelto, he ido a Sant Cugat, he ido después a la uni, he vuelto, he bajado a Bcn y luego tenía que volver, ese era mi sexto viaje en tren del día. Y todavía me quedaba otro.
Para colmo no me he podido sentar. Por suerte siempre hay un libro para hacerme más ameno el viaje. Aunque hay días horripilantes como hoy en los que ni siquiera un libro, por muy bueno que sea, es suficiente consuelo. Así que mi estado de ánimo ha mermado todavía más cuándo he visto el gentío que subía en la estación de Sarrià. Todavía me quedaban 5 minutos más de viaje inacabable.
Y entonces ha ocurrido. Delante de mí se ha apoyado un chavalín que superaba los ocho pero que no llegaba a los 10 años. Era el típico niño-sarrià: rubio, pelo largo y sedoso, ojos azules, en plan querubín, pero con ropa de marca. El caso es que el niño ha sacado un cubo de Rubik totalmente deshecho y ha empezado a moverlo con golpes secos, rápidos y certeros. Por aquel entonces ya todas las miradas se fijaban en él. Joder con el niño. Yo me quería hacer la interesante, hacer ver que pasaba de eso, pero la curiosidad me podía, y de vez en cuando alzaba la vista de mi libro para observar al niño. Debo reconocer además que cuando el ejecutivo Iphone que tenía al lado se me ha puesto en medio a hablar con su amante a grito pelado me ha fastidiado mucho. Además tenía unos ojos horribles: azules y fríos, sin amor en su interior, como la canción de “America is not the World” de Morrisey. El ejecutivo, digo, no el niño.
Al grano: que el mozo de buena cuna ha resuelto el cubo de Rubik entre Sarrià y Muntaner, es decir, en dos minutos! Lo mejor de todo ha sido el final. Justo cuando el tren acababa de parar y las puertas ya se había abierto para dejar salir a los viajeros, el niño a alzado su cubo, ha hecho un movimiento rápido de muñeca y lo ha resuelto. Todo el tren ha flipado, ejecutivo Iphone incluido. A lo que el chico ha respondido con una mirada de suficiencia y un sonido vacilón, se lo ha guardado en el bolsillo grande de la sudadera y se ha bajado justo cuando las puertas pitaban. Todo él era elegancia y suficiencia. Increíble.
Tengo un nuevo Dios. El niño resuelve Rubik´s del ferrocarril. A ver si me lo vuelvo a encontrar el jueves y nos regala de nuevo ese espectáculo. Yo si pudiese hacer lo que él ha hecho pasaría la gorra después.
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1 comentario:
siempre he kerido resolver un cubo d rubik. estoy frustada T_T
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