miércoles, 24 de febrero de 2010

preludio a una primavera con variaciones



me gusta esta época del año en que las mimosas empiezan a florecer y lo llenan todo con su olor. Es un preludio, una introducción, de la primavera.

Las mimosas son unas de mis plantas favoritas, junto con las margaritas. Me gustan su humildad, su belleza escondida en la sencillez. En mi jardín crecen margaritas y siempre las he asociado con mi infancia, con esos momentos de paz, tranquilidad y felicidad que no uno no valora hasta que los pierde. Quizás por eso también me gusten.

Ahora las mimosas lo impregnan todo con su olor y sus esencias amarillas. Se alargan los días y ya no hace tanto frío. En breves la primavera llegará, y con ella muchos cambios (o eso espero) en mi vida.

en fin, que ahora para una asignatura tengo que hacer un blog, así que tengo dos. Si ya escribía poco en este, ahora que obligatoriamente cada semana tengo que actualizar el otro, pues quizás abandono un poco noexisteolvido. Me olvidaré de él, qué ironía. No quiero que sea así, pero es que mi fuerza de voluntad siempre ha brillado por su ausencia. Así que dejo la dirección del otro por si acaso, es así: http://interesante-tarea.blogspot.com

Si, es un nombre pelota, pero es que todos los nombres de películas antiguas que se me ocurrían ya estaban cogidos. Aunque me cuide más del otro, este siempre será mi blog personal, aquel que me hice por iniciativa propia y no para meter un excelente en mi expediente académico.

martes, 16 de febrero de 2010

que penita

Me da pena que ahora se haga validar el billete a la salida de la estación de la UAB. Aparte de por el mero hecho egoísta que se me ha acabado el chollo de colarme cada mañana a la ida, me parece muy triste ver a toda esa gente haciendo una cola dócil y silenciosa que busca demostrar que han pagado para ir a recibir una educación.

Los primeros días están siendo de confusión, hay gente que todavía no se ha enterado y se queda parada a unos metros de la salida, en el andén o en las escaleras, pensando durante unos segundos qué hacer, si aceptar la multa que le puede caer o barajar posibilidades de escapatoria. Otros ponen el billete con la zona equivocada, a veces conscientes de ello, otras simplemente por desconocimiento, y la máquina chivata chilla llamando a un revisor para que inmediatamente el usuario pague por su atrevimiento, lo que hace que la gente se pare y molesten al resto de la cola. Pero poco a poco ya vamos aceptando que hay que picar para salir, ahora la gente ya saca su billete un poco antes de bajar del tren y lo tiene preparado a la salida, con tal de agilizar las colas y no molestar al resto. Porque, aunque los revisores y los mossos no lo crean así, los universitarios somos civilizados.

Hoy me ha dado mucha pena entrar en la universidad, rodeada en plena hora punta de posiblemente unos 300 alumnos que buscaban salir, como yo, de la estación. Todos en cola, todos callados, esperando pacientemente el turno para demostrar que eramos cívicos, bajo la mirada desafiante de cuatro revisores y un segurata, y la distraída y triste de un perro con bozal. Todos doblegados ante un servicio que demagógicamente dice ser de la Generalitat. Los corderitos mansos que en plena época de escasez aceptan los precios desorbitados del transporte que les lleva ejercer su derecho a la educación tragan con pasividad las colas para poder entrar en clase y ser algo el día de mañana. Qué pena me ha dado vernos a todos en fila para fichar.

En fin, esta vez los peces no han querido morder al dueño del río, han preferido pasar incómodamente por el colador.